lunes, 26 de julio de 2010

¿De qué sirve nuestro voto?

Siempre se sospechó, con bastante fundamento, que la elección de un Parlamento y, por consiguiente, de un Gobierno en las democracias occidentales es más una cuestión formal que una decisión transcendente en el futuro de ese país.

Aunque la mayor parte de los ciudadanos éramos conscientes de que quien de verdad "parte el bacalao" no son los figurantes electos, sino los poderes fácticos en la sombra, denominados ahora, con una especie de tono neutro, como "los mercados".

Pero ha sido tras el estallido de esta gran crisis que padecemos -que por cierto para algunos hasta no hace mucho no llegaba a recesión- cuando las máscaras han desaparecido y se nos ha mostrado con toda la crudeza quién de verdad manda en este país y en el resto de los países. Y la verdad es que tampoco ha habido mucha sorpresa, pues mandan los que siempre han mandado y los que siempre nos hemos olido que mandaban.

Ya recuerdo yo por aquellos años de la ahora tan añorada transición para algunos (precisamente para aquellos que fueron más reacios a que nada cambiara tras la muerte del "tío Paco"), como se hacía mención en ciertos ambientes a los llamados Poderes Fácticos: aquellos que decían lo que había que hacer desde la sombra. Osea, que la cuestión no es nueva.

Lo novedoso de verdad es que ya nos lo dicen sin ningún pudor, sin ni siquiera ponerse un poquito colorados (no rojos, que sería motivo de confusión). Nos vienen a decir que elija el gobierno que elija el pueblo, éste va a venir a pintar en la administración del Estado, al menos en lo más importante, lo que La Tomasa en los títeres, nada de nada. Y que cuando hay que tomar decisiones de verdad, de las que afectan a los ciudadanos, van a ser aquellos sectores y poderes que mandan de verdad los que van a ordenar a estos gobiernos títeres, no sólo cuales son las medidas a tomar, sino en qué tiempo, profundidad y qué sectores serán los más afectados (que por supuesto serán los de siempre, los más débiles; que por otra parte llevan siendo los acusados de todos los males desde el principio del capitalismo).

Nos acaban de decir que todo eso de la democracia, el sufragio universal, la elección de nuestros representantes, de nuestro gobierno, nuestra libertad, el que todos somos iguales (¡por Dios!), y todas aquella patrañas que ya hace tiempo no se las creía casi nadie, es una pura mentira para que los mismos que han mandado, ordenado, represalidado, empobrecido, censurado, etc, etc, etc..., lo siguan haciendo con total impunidad.

A nuestro gobierno, con el presidente a la cabeza, que se mostraba reacio a adoptar medidas antisociales que perjudicasen a los más débiles, a los que menos culpa han tenido de esta crisis fraguada artificialmente por los de siempre, les tomaron de una oreja, allende en los lares europeos, y les dijeron muy clarito lo que había que hacer, para que ellos continuen con sus beneficios escandalosos, sus arquitecturas financieras, sus expolios consentidos y sus privilegios fiscales.

Y es tal el poder de convicción de estos "pájaros" que, aun a sabiendas de que adoptar esas medidas suponía para el gobierno español ir precisamente contra su electorado más fiel y, por consiguiente, una derrota anticipada en las próximas elecciones (salvo, claro está, que el principal partido en la oposición, con su lider a la cabeza, un lince y experto en meter la pata, no se empeñe en lo contrario), han obedecido como benditos.

Por todo ello, como ha quedado claro que se vote a quien se vote siempre mandarán los mismos, a mí ya me han convencido, me gustaría que al resto también, y en un ejercicio de obediencia les prometo abstención eterna.